BSO: La Fiesta, de Amparanoia.
Por todos los conocimientos adquiridos en mi (quizás demasiado) alargada juventud, se podría decir que tengo dos másters en fiestas: uno de Fiestas de Pueblo, expedido por la Universidad de Verano de Malpartida de Corneja, Provincia Ávila; y el otro en Fiestas Universitarias, certificado por la Universidad Politécnica Telecogresca.

Pues bien, ya que llevo bastantes meses por aquí, otro de mis múltiples cometidos era ver qué tipo de fiestas tienen por estos pagos. Si bien tengo que decir que para la fiesta nada como España, por estas tierras hay buenas celebraciones en las que he tenido el honor de poder asistir. Al final, mientras viajas, asistir a una fiesta es una cuestión de suerte, de estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Pero como siempre en este blog, la suerte no existe y la Épica se alinea en las filas de este viajero para permitirle asistir a no pocas festividades de renombre.
En Brasil, fuimos ya a alguna fiesta universitaria; en Buenos Aires, el Bicentenario; en Quito, la Diada. Pero ahora estoy despidiéndome de Colombia, así que vamos a hablar de las Ferias, Fiestas y Festivales de esta tierra.
Lo primero que nos encontramos fueron, todavía en compañía de la Nova Fornada, las fiestas de Quimbaya, un pueblo del Eje Cafetero. En esencia, podríamos decir que las fiestas de pueblo colombianas son parecidas a las españolas: mucha gente por la calle, música saliendo a todo volumen de cada bar, puestos de venta de todo… quizás lo más diferente es que no había un centro, un escenario que articulara las fiestas y era prácticamente cada bar el que organizaba su propio evento. Aguardiente, aquí llamado Huaro, y Chicha, una bebida asquerosa de fabricación casera, eran el combustible para aguantar los demasiados reggeatones que había que escuchar durante todas las horas que duraba la celebración, pues pese a no acabar demasiado tarde, a las cinco de la tarde ya estaba todo el mundo pasado de revoluciones.

Días después nos desplazamos a Medellín, famosa en otro tiempo por otro tipo de fiestas, estas más sangrientas y comandadas por el todavía amado-odiado Pablo Escobar. Allí, en esos días de agosto se celebraba la famosa Feria de las Flores, las fiestas patronales de la ciudad y estaban a la altura de la ciudad famosa por ser la más rumbera del país. Otra vez, mucho ruido, mucha gente por la calle y bastante diversión hasta bien entrada la madrugada, cosa poco común en este continente (con la excepción de Argentina).
Pero, sin duda, lo que más nos cautivó de la Feria de las Flores, fue el concurso de trova. La trova es un género musical típicamente paisa (es decir, de Antioquia, el departamento de Medellín) donde dos contendientes se retan a improvisar. A veces les ponen tema, otras veces es tema libre, pero la historia consiste en hacer cuatro versos octosílabos con rima entre la segunda y la cuarta. Y lo más importante, hacerlo improvisando. Parece casi imposible, pero los maestros que se disputaban los premios del concurso de trova (un gallo de corral y un collar de arepas) nos transmitieron el amor por la trova y desde ese mismo momento nos dedicamos (y más especialmente yo mismo) a probarnos como trovadores con notable éxito.

Tanto fue así, que tuve el honor de retarme en un bar con un experto trovador, que había participado en el torneo de la Feria. Pese a que, evidentemente, le bastó con sus treintaitantos años de experiencia en trova para ganarme, rendí a excelente nivel y tras mi actuación y todavía con el micro en mano, fueron muchos los que vinieron a felicitarme y a mostrar sus respectos por el trovador venido allén de los mares.
Les dejo a continuación con un par de videos de pésima calidad, obtenidos en la final del campeonato de trova. El primero, entre Loquillo, el ganador, y el Dinamita un joven aspirante de sólo 16 años que fue segundo. Nótese como el cámara insulta con el mítico hijueputa a uno de los contrincantes y el video acaba con el insulto preferido de los paisas: ¡¡Gonorreaaa!!. Talento y costumbrismo en partes iguales.
En el segundo, el mismo chaval, Dinamita, contra Aldo, uno de los pesos pesados del panorama trovero, finalmente tercer clasificado, y la segunda parte del video es la repetición con mejor cámara del video anterior.
Así que seguiré mejorando mis condiciones de trovador y como ya he dicho en varias ocasiones ante diversas concurrencias, pienso exportar la trova a Barcelona. Y os aviso desde ya, cuando llevo un rato trovando no puedo parar. Y sí, me pongo irremediablemente pesado. Avisados estáis.
Y después, en menos de una semana que pasé en Cali, tuve oportunidad de asistir a tres eventos que completan, creo, un repóquer de fiestas que pueden ser la envidia de cualquier viajero en Colombia.

Primero asistí a la fiesta del Amor y la Amistad organizada por la fabulosa comunidad CS de Cali. Se celebra en septiembre y es una mezcla entre el amigo invisible y una especie de San Valentín, pero en un sentido más amplio. Vamos, una excusa como cualquier otra para irse de fiesta y pasarlo bien entre amigos.
Además, un evento de fama mundial, el Festival Mundial de Salsa. Se sabe que la capital mundial de la Salsa es Cali. Lo que uno no puede imaginar es lo bien que baila todo el mundo en esa ciudad. La gente que dice que no sabe bailar, miente. El que peor baila en esa ciudad lo hace mejor que aquellos que toman caras clases en la lejana Europa. Eso de la salsa, debe ser una de esas cosas que se llevan simplemente en la sangre. Pero además del espectáculo diario en cualquier bar o discoteca, me fui para la plaza de Toros, donde vimos la semifinal del torneo. Y la verdad es que fue impresionante, varias decenas de parejas, llegadas de todos los puntos de la geografía colombiana, haciendo las mil maniobras para intentar ser los mejores; todo un magnífico espectáculo.

Y solamente al día siguiente y con Cali también como escenario, cambié radicalmente de escena, pues me sumergí en los mentideros más undergrounds y alternativos de la ciudad. Me encaminé hacia el festival de curioso nombre BNL2 (Busca tu Norte, Levántate y Lucha), toda una declaración de intenciones. Allí disfrutamos de buenos grupos de Reggae y algunos hiphoperos menos pesados de lo habitual.

Pese a que soy un amplio defensor del dicho, creado por mi, «Nunca ha hecho falta celebrar nada, para celebrar algo«, o dicho de otra manera, cualquier día es bueno para hacer una fiesta; siempre hay que intentar dejarse ver en los principales eventos.
Así que, como os podeis imaginar, un poco de Épica telecogresquera y malpartideña se quedó en las Fiestas, Ferias y Festivales de este bello país.
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Muchos estáis esperando leer mi opinión sobre el caso Solomillo en el que está envuelto nuestro mejor ciclista, Contador. Así que al respecto solamente diré… ¿a quién se le ocurre comer solomillo de Irún, pudiendo comer chuletón de Ávila? No tengo más comentarios, al respecto de esta cuestión.
Sin embargo hacer un par de apuntes a raíz de los últimos acontecimientos ciclistas. Señalar que Thor Hushovd me parece un excelente portador del Arcoiris y felicitar a Freire por ganar la mítica clásica París-Tours, pese a ser la edición más descafeinada de las que se recuerdan.
