Cuentan las leyendas que Oxford tiene un lado oscuro. Noches de desenfreno donde los mejores estudiantes de las mejores familias inglesas cambian sus libros de «Prácticas de Historia» por «La Historia del Kamasutra: Teoría y Práctica», su té de las cinco por sus cinco te-quilas y su sobreactuada educación por actuaciones uno sobre la otra y otra sobre el uno de dudosa reputación.

Pero de todo esto yo no vi nada en la ciudad universitaria por excelencia (con permiso de Cambridge y Bellaterra). Durante la semana que he pasado he podido pasear por los inmensos parques, permanentemente verdes debido a la permanente lluvia, donde uno se puede sentir un antiguo Lord caminando por sus vastas propiedades.

He contemplado como algún tranquilo afluente del Thames alberga las tensas pero a la vez pausadas carreras de barcas, donde el rítmico remar de los estudiantes parece que relaje al público más que alborotarle, a pesar de que se intuye que la esperada final es más importante que el desenlace de la Premier League.

He paseado por sus calles, con edificios tan antiguos que parecen estar de vuelta de todo. Edificios que contemplan año tras año como cambian los ciudadanos, pero como el espíritu majestuoso y señorial de la ciudad permanece. Calles con músicos de todos los estilos y edades, pero con el denominador común de levantar pasiones efímeras para no desestabilizar la armonía del lugar.

Y a las cinco no he faltado a la cita del Afternoon Tea, donde en lo que desde fuera parece un silencio sepulcral, en realidad es un discreto chismorreo sobre las ultimas novedades en la vida nocturna de la Universidad, lo que hace intuir que las leyendas que se cuentan tienen seguramente mucho de realidad.

Muy bien Houser, buen post… esa gorrilla es de culto!!
Lados oscuros hay en todas partes, pero al menos aquí hacemos las cosas con clase… ya sea tomar unas pintas, el té de las cinco o un partido de quidditch.
Oxford rules, Cambridge sucks!
Gracias Houser, es de culto pero aún no me atrevo a ir con ella por la calle…
Guille en mi próxima visita cambiamos «damas» por quidditch
Un relato de esos que leés viéndolos…
Besos Ignacio.
¡Muchas gracias Carla! Besos también para ti